Círculo de Jan Brueghel I (Bruselas, 1568-Amberes, 1625)

“Vertumno y Pomona”

Óleo sobre cobre.

73 x 93,5 cm.

Como nos indica el RKD para la catalogación de la obra, nuestro cobre podría atribuirse a más de un maestro. La Doctora Angela Jager, Conservadora del RKD, propone catalogar el paisaje en la pintura como “seguidor de Jan Brueghel I”, mientras que la atribución de las figuras humanas permanecería incierta.

Asimismo, salió en la subasta de Christie’s de Londres del 12/12/1975 el cobre “Jardín con Vertumno y Pomona”, como de Jan van Balen y Jan van Kessel, ambos discípulos de Jan Brueghel padre e hijo, con quienes colaboraron en numerosas ocasiones (siendo, de hecho, Jan van Kessel, nieto por línea materna de Jan Brueghel el Viejo). Dicho cobre tiene un enorme parecido con el nuestro, tanto por el trazo como por la composición de prácticamente todos sus elementos, como pueden ver en la imagen que adjuntamos.

El conjunto de  Vertumno y Pomona de nuestro cuadro, sin Cupido, es comparable con el de un cobre atribuido a Frans Wouters, que salió en la subasta de Christie’s en París del 30/3/2015 (https://rkd.nl/explore/images/265477).

Por lo que al tema se refiere, nuestra pintura representa Vertumno y Pomona, dioses de la mitología romana. Vertumno, dios romano de origen etrusco del cambio y la mutación de la vegetación durante el transcurso de las estaciones; y Pomona, diosa de la fruta y de los árboles frutales y jardines, cuyos atributos principales son la hoz o el cuchillo de podar, que sujeta con su mano en nuestro cuadro.

Pomona rechazaba cualquier atención masculina pero Vertumno, locamente enamorado de la diosa romana, la cortejó largamente cambiando su aspecto al de una vieja mujer, felicitándola por las frutas de sus árboles y terminando por seducirla definitivamente al mostrarle de nuevo su verdadero rostro, joven y sano. Este mito aparece en el libro XIV de “Las Metamorfosis” de Ovidio (621-696 y 764-770).

Ambas deidades, añade la Dra. Angela Jager, “aparecen regularmente como personajes en cuadros de jardines y huertos, y como tales, a veces alegorizan el otoño y la cosecha en la pintura flamenca del siglo XVII.”

Cabe destacar, por último, el juego de miradas que se percibe. El perro que se encuentra en el margen inferior de la pieza dirige su mirada al conjunto de Vertumno y Pomona. Una mira a la otra y la segunda a la primera y es allí donde se posan los ojos del espectador. Por su parte, Cupido mira directamente al espectador.

Agradecemos a la Dra. Angela Jager, Conservadora de Pintura Antigua Holandesa y Flamenca del RKD, la identificación y catalogación de esta obra.