Previous Next
../fotosArticulos/33377/5.1.jpg
../fotosArticulos/33377/5.2.jpg
../fotosArticulos/33377/5.3.jpg
../fotosArticulos/33377/5.4.jpg
../fotosArticulos/33377/5.5.jpg
../fotosArticulos/33377/5.6.jpg
../fotosArticulos/33377/5.8.jpg
../fotosArticulos/33377/5.10.jpg

LOTE 5

Círculo del Maestro de don Álvaro de Luna, también llamado Maestro de los Luna (Pintor castellano, documentado entre 1483 -1504)

Estimación
12.000 € / 16.000 €

Círculo del Maestro de don Álvaro de Luna, también llamado Maestro de los Luna (Pintor castellano, documentado entre 1483 -1504)

"San Francisco de Asís"

Óleo y oro sobre tabla.

84 x 49 cm.

Bello y preciosista retrato en tabla de San Francisco de Asís sosteniendo el libro de las Reglas y la Cruz, el símbolo de San Damián que lo hizo cambiar de vida y consagrarse hasta su muerte.

 

El Maestro de don Álvaro de Luna, fue un pintor castellano de la segunda mitad del siglo XV, activo en Toledo y Guadalajara y sus áreas de influencia al servicio de los Mendoza.

Nuestra pintura es comparable al San Antonio de Padua pintado hacia 1500 que se conserva en el Museo del Prado y que está actualmente atribuido al Maestro de don Álvaro de Luna por Matías Díaz Padrón e Inmaculada Alonso Blázquez, modificando así la atribución que existía desde los años ‘40 al pintor Pedro Delgado por Sánchez Cantón, también Post en 1947 menciona la tabla “atribuyéndola a dicho maestro, [Delgado] aunque con alguna reserva ". Posteriormente José Camón Aznar mantuvo la tesis del americano manteniendo la autoría a Pedro Delgado.

Vemos en nuestra tabla, una enorme influencia del San Antonio de Padua del Prado (inv. P002574). En ambos santos encontramos una fisonomía semejante, idéntico tratamiento de los pliegues de los hábitos denominados "pliegues de hojalata". Comparte, como veremos, características con las definidas por Díaz Padrón y Alonso Blázquez: “El santo fija el eje de la composición, revestido de la solemnidad sacral que la piedad de su tiempo le ha conferido . Es el protagonista y el centro de adoración… La atribución al Maestro de Don Álvaro de Luna puede confirmarse a través del estudio comparativo de la producción conocida de este pintor, de otro lado, notablemente abundante para aportar pruebas de valor. El rostro del santo de facciones destacadas por efectos de contraluz, sombras profundas, ojos redondos y hundidos, son rasgos comunes en las tablas del Museo del Prado, retablo de la capilla de los Luna de Toledo y en tantas otras”.

Respecto al carácter arcaizante de nuestra pintura, que incluso mantiene el oro para el nimbo, vemos que es también un rasgo característico de la pintura del Maestro de don Álvaro de Luna y así como prosiguen Díaz Padrón y Alonso Blázquez vemos que: “Estilísticamente, el autor de la tabla es un pintor arcaico para su época, puesto que en algunas composiciones se aproxima a los esquemas de los maestros flamencos de la mitad de siglo. En otras, sin embargo, aparecen testigos de un renacimiento incipiente. Los brocados y la minuciosidad del detalle en los paisajes son también huellas de un goticismo que se afirma como valor más persistente en la producción del maestro. El tipo de pliegues de formas rectas y paralelas y la plasticidad del modelado están dentro del sentimiento del arte hispano-flamenco castellano, como los colores recios y tostados y el aliento místico”

Por todo ello, en nuestra opinión, nuestra maravillosa tabla, se debe centrar geográficamente en castilla concretamente en el área de Toledo, en el Círculo del del Maestro de don Álvaro de Luna, circa 1500.

 

El Santo refleja los estigmas que recibió en el Monte Alverna en el costado, en las manos y pies. 

Pintura de trazos suaves y expresivos. Realismo latente en todo, paisaje, botánica (árboles y césped que pisa), ropajes con pliegues de hojalata que transforman su figura en una estatua recién esculpida, perspectiva y virtuosismo en las pinceladas del crucifijo que sostiene y sus perlas…

Composición en cruz: el eje vertical de la misma lo centra el Santo Fundador de esta Orden de Mínimos;  en el vertical dos ventanas que nos abren a dos lugares esenciales para los franciscanos: a la izquierda la Basílica de Sta María de los Ángeles,  basílica construida entre 1569 y 1679 que encerraba una pequeña iglesia del siglo IX, la Porciúncula, el lugar más sagrado para los franciscanos, donde el joven Francisco de Asís encontró su vocación y renunció al mundo para vivir en la pobreza entre los pobres y comenzó el movimiento franciscano.

A la derecha, y humildemente insinuada entre árboles (estaba derruida cuando llegó el Santo), se encuentra San Damián, primer monasterio de la Orden de Santa Clara, donde Santa Clara construyó su comunidad, y lugar donde se produjo el encuentro entre San Francisco con Cristo en la Cruz. 

 

Bibliografía de referencia:

- Matías Díaz Padrón, Matías y Alonso Blázquez, Inmaculada. (1987) “Una tabla anónima de San Antonio de Padua, restituida al Maestro de Don Álvaro de Luna, en el Museo del  Prado”. Boletín de l Museo del prado. Tomo 8, pág.5.

- Camón Aznar, José. (1983). "Summa Artis, Historia general del arte. La pintura española del Siglo XVI" Tomo 24, página 232. Espasa Calpe.

- https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/san-antonio-de-padua/743226e3-f14d-4a77-a49c-63f261ea1297