Escuela castellana. Renacimiento. Circa 1520.
Pareja de puertas de un armario de Sacristía en madera tallada, dorada y policromada.
175 x 133 x 18 cm.
Estas puertas pertenecientes a un armario de sacristía son un perfecto ejemplo del vocabulario utilizado por el primer Renacimiento que se introdujo en tierras castellanas. Estamos hablando de las decoraciones a través de pilastras, putti, motivos a candelieri, veneras, draperies, clípeos o medallones, tarjas o cueros recortados, mascarones etc.
El conjunto que observamos está compuesto por un zócalo en la parte inferior, un friso en la superior a manera de remate, y entre medias tres elegantes pilastras cajeadas en cuyo fuste se desarrollan minuciosas decoraciones a candelieri y de otro tipo (ángeles, máscaras, clípeos, veneras, etc.), entre las cuales se hallan dos hornacinas presididas por sendas esculturas de los Príncipes de la Iglesia, San Pedro y San Pablo, que apean sobre ménsulas decoradas con putti uno y el otro con una cabeza alada de serafín. Detrás de ambos santos parecen dibujarse sendos tronos articulados a través de pares de pilastras (San Pedro) y de columnas (San Pablo) y rematados por veneras con las charnelas hacia afuera, y con ángeles sujetando draperies (San Pedro) y por cabezas aladas de serafines en las enjutas (San Pablo.
El zócalo muestra entrantes y salientes, coincidiendo estos últimos con las zonas en donde apean las pilastras del cuerpo de este “mini retablo”. En esta especie de ménsulas observamos decoración de mascarones en las de los extremos y un relieve mitológico presidido por un putti alado de pie. Por su parte, en los netos, es decir, los huecos que caen bajo las hornacinas de los santos, encontramos una cabeza alada de serafín que sostiene un cuero recortado (debajo de San Pedro), y un cuero recortado con tres clavos en su interior (debajo de San Pablo) alusivos a la Pasión de Cristo ya que se trata de una de las Arma Christi.
Finalmente, el friso que remata el actual conjunto presenta en los netos parejas aladas de ángeles o putti simétricas sujetando un paño decorado con la corona de espinas (encima de San Pedro) que vuelve a aludir a la Pasión de Cristo, y un paño con una copa con la hostia en su interior (encima de San Pablo), motivo alusivo a la Eucaristía, al pan y vino, cuerpo y sangre de Cristo. En los paneles que caen encima de las pilastras del cuerpo del conjunto encontramos motivos florales en los de los entremos y en el central un Niño Jesús triunfante desnudo que bendice con la mano derecha y sujeta una gran Cruz con la izquierda.
Las esculturas de ambos santos están concebidas con un canon corto, lo cual no les resta ni un ápice de interés dada la destacada calidad de ambas. Figuran de pie, vistiendo prendas con ropajes muy pegados al cuerpo, técnica denominada de “paños mojados”. Cada apóstol ha sido representado según su iconografía más popular. San Pedro con cabellos canos en bucles, barba corta redondeada, y las llaves del cielo, mientras que San Pablo presenta una barba negra puntiaguda, largos cabellos y una gigantesca espada, su atributo más usual amén del instrumento de su martirio ya que fue degollado con ella. Además, ambos santos, para recalcar su condición de apóstol, llevan un libro, abierto en el caso de San Pedro y cerrado en el de San Pablo.
Por las características propias de ambas esculturas y del conjunto en general, estas preciosas puertas de un armario de sacristía pueden fecharse hacia 1520 y adscribirse a un maestro castellano, quizás del área palentina o burgalesa, que estaba bastante al tanto de las novedades que venían de Italia.
Agradecemos a D. Javier Baladrón, doctor en Historia del Arte, por la identificación y catalogación de esta obra.