Escuela colonial. México. Siglo XVIII
"Vida y milagros del padre San Francisco Caracciolo”
Óleo sobre cobre.
30 x 21,5 cm.
Repartido en quince cartelas, incluida la central, se describe la vida, milagros, apostolado y vida sacerdotal del Padre Francisco Caracciolo.
En pleno siglo XVI, tras una infancia difícil de enfermedades, incluida una lepra de piel, ofrece su vida a Dios si se cura. Y un milagro así lo hizo.
Se prepara para el sacerdocio en Nápoles, y allá, apenas ordenado sacerdote se unió a un grupo de apostolado que se dedicaba a atender a los presos de las cárceles.
En el año 1588 Juan Adorno, dispuso fundar una comunidad religiosa que dedicara la mitad del tiempo a la oración y la otra mitad al apostolado. Y lo hizo con el padre Francisco.
La nueva comunidad recibió el nombre de "Clérigos regulares".
En la ventana central del cuadro lo vemos en su hora de oración diaria donde alimentaba su espíritu.
Alejaba los demonios que lo perseguían con ayuno constate, bendijo a muchos de sus seguidores, que al conocerlo abandonaban sus riquezas y se entregaban como uno más, visitaba las cárceles y hospitales y “ bendecía con la certeza de que su solo gesto alzando su mano los llenaba de Dios y los sanaba”.
Poseía el don de curaciones. Muchas veces con la señal de la cruz devolvía la salud a los enfermos.
Fundó también casas en Madrid, Valladolid y Alcalá en España.
En 1607 renunció a todos sus cargos y se dedicó a la oración y a la meditación.
En su habitación, en Nápoles lo encontraron varias veces en el suelo, con los brazos en cruz, en éxtasis, orando y mirando al crucifijo absorto.
Claro ejemplo de cuadro devocional-catequético que invitaba a seguir su vida, y que bien pudo pertenecer a algún miembro de su orden.