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LOTE 40

Atribuido a Basilio Santa Cruz Pumacallao (Cuzco, Perú, 1635 - 1710)

Estimación
24.000 € / 40.000 €

Remate: vendido

Atribuido a Basilio Santa Cruz Pumacallao (Cuzco, Perú, 1635 - 1710)

"La Muerte de San José"

Óleo sobre tela. Reentelado. 97 x 146 cm.

Basilio de Santa Cruz Pumacallao, junto a Diego Quispe Tito, dominó el panorama artístico durante el último cuarto del siglo XVII de la escuela cuzqueña. Su más relevante mecenas fue el Obispo Manuel de Mollinedo y Angulo (1673-1699), clérigo español que arriba a Cuzco en 1673. Junto con José López de los Ríos y Leonardo Torres, creó las iconografías de los Ángeles y los Arcángeles Arcabuceros, tan característicos de la escuela de Cuzco.

Como indica la Real Academia de la Historia, la carrera de Pumacallao "se inició hacia 1661, cuando los franciscanos del Cuzco le encomendaron pintar doce ángeles e igual número de vírgenes para su iglesia, obras perdidas en la actualidad."

En su obra se percibe una fuerte influencia de la pintura española, pues logra fusionar exquisitamente el barroco español con sus orígenes indígenas, dando como resultado el innovador y único estilo mestizo.

 

Esta obra, está directamente relacionada con la pintura que ofrecimos en nuestra subasta de mayo de 2023 (lote 68) así mismo atribuida a Pumacallao, que representaba el momento previo a la muerte de San José, mientras que en la que ahora presentamos San José ya ha expirado. En esta escena lo acompañan Jesús y María, San Miguel Arcángel portando un cirio y su ángel de la guarda.

Esta obra es comparable a la conservada en la Iglesia y convento san Francisco en Santiago de Chile, que representa La aparición de un ángel músico a San Francisco enfermo.

La escena narra, en un ambiente cotidiano y natural, en la habitación de un hogar judío con un precioso bodegón de flores y frutas en una mesa, la definitiva partida al Cielo del Padre Putativo de Jesús. Según los Evangelios Apócrifos, se dice que el Carpintero habría vivido 111 años en perfecta salud, pasando unos 20 con Jesús. "Su cuerpo no estaba achacoso, no tenía delicada la vista, ni había siquiera un solo diente estropeado en su boca. Nunca le faltó cordura y prudencia, y conservó siempre su sano juicio, aun siendo un venerable anciano de 111 años".

Cierto día -explica en texto apócrifo- San José recibió la visita de un ángel que le informó que ese mismo año iba a morir, y entonces viajó a Jerusalén, " penetró al templo del Señor, se humilló ante el altar, y rezó pidiendo que cuando llegara el momento no lo abandonara su ángel de la guarda ni San Miguel Arcángel".

Pumacallao captó ese momento, con San Miguel a los pies de su cama portado un cirio, esperándolo para ayudarle a dar el paso a la eternidad.

Una escena aparentemente normal, cargada del misticismo de los personajes, de la mansedumbre y humildad del que muere.

 

Como indica la web del Museo de Arte de Lima, en la ficha de una obra anónima andina del siglo XVIII representando la muerte de San José, comentan que la temática estaba basada: “en los evangelios apócrifos y en escritos medievales tempranos, la muerte de San José fue un tema relativamente frecuente en la iconografía contrarreformista, pues estaba asociado con el patrocinio del bien morir. Según aquellos relatos piadosos, el patriarca de Nazaret habría fallecido poco antes de que Jesús cumpliera la treintena y empezase su vida pública. Lo asistieron en ese trance Jesús y María, además de los arcángeles Gabriel y Miguel, por lo que se consideraba aquella la mejor muerte posible”.

Continúan describiendo la obra, y es de interés citarlo, pues la composición y los elementos son muy similares en la pintura que presentamos: “Se explica así que el pintor andino haya presentado a un José similar a los agonizantes de las ars moriendi, postrado, con la cabeza vendada y exenta de aureola, carente también de sus atributos clásicos, como el ramo de lirios o las herramientas de carpintero. La alfombra de colorido diseño y la cama con dosel rojo y cubrecama finamente bordado a la chinesca, así como la mesa baja donde reposan las sustancias curativas, podrían corresponder a una casa aristocrática del Cuzco contemporáneo, lo que contribuía a la verosimilitud de la escena. Se suma a ello la estrecha proximidad de los personajes aglutinados alrededor del moribundo —incluyendo el rompimiento de gloria con el Padre Eterno y el Espíritu Santo sobre la cama—, que genera una sensación de serena intimidad. Todo mueve a pensar que, colgados en la habitación de un enfermo, lienzos como éste ayudaban a quien los viese cotidianamente a asumir la idea de la muerte bajo ese ejemplo moralizante y esperanzador”.

 

Bibliografía de referencia:

- - Wuffarden, Luis Eduardo. (s.f.). "Basilio de Santa Cruz Pumacallao". Real Academia de la Historia: DB-e. https://dbe.rah.es/biografias/54763/basilio-de-santa-cruz-pumacallao 

- Museo de Arte de Lima, MALI (s.f.). "Muerte de san José". https://coleccion.mali.pe/objects/13003/muerte-de-san-jose;jsessionid=5C47879A92E4C39ABB51E5A1CE9BCDC5