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LOTE 38

Atribuido a Luis González. Siglos XVII - XVIII. 

Estimación
15.000 € / 25.000 €

Remate: 16.000 €

Atribuido a Luis González. Siglos XVII - XVIII. 

" La Inmaculada Concepción bajo la luz del Espíritu Santo, entre San Francisco Javier y San Juan Bautista, envuelta en un coro de ángeles”

Magnífico relieve en piedra de Huamanga esculpida, policromada y dorada. San Juan de Huamanga (Ayacucho) Virreinato del Perú.

24 x 18 cm.

 

Nuestro magnífico relieve guarda similitudes con las obras realizadas en piedra huamanga por Luis González, como parece por la fisonomía de los rostros de los personajes y la policromía.
Es interesante destacar que nuestro relieve conserva toda su policromía original.
El tratamiento escultórico es de mano de un gran Maestro, como queda demostrados en el montón de pequeños e intricados pliegues que forman el manto de María y las diferentes fisonomías y expresiones de los personajes
 

La piedra huamanga es un tipo de alabastro blanco de delicadas transparencias cuyas obras toman el nombre de su lugar de origen, Huamanga, actualmente en la región de Ayacucho, lugar en la que nació una interesante producción de esculturas y relieves habitualmente dedicados a la Virgen, Cristo y los Santos.

Se creó una verdadera escuela escultórica entre el XVI y XVII, influenciada por artistas provenientes de Navarra y Aragón, dedicados a la realización de retablos y altares de iglesias.

 

Una composición muy similar a la nuestra con la Inmaculada sobre una idéntica luna, rodeada de la simbología de las letanías, y con los mismos ramos de flores, se conserva en el Museo de arte colonial de Bogotá.
Ejemplares similares se encuentran así mismo en el Museo Pedro de Osma en Lima.

De exquisita factura, preciosa policromía y gubia magistral contemplamos a La Virgen “electa ut sol, clara ut luna”, como visión contemplativa y devocional de dos Santos.  San Francisco Javier, que repetía continuamente esta oración pidiendo la castidad: “Oh Señora, me encomiendo a Vos y a todos los santos ahora y para la hora de mi muerte, que me guardéis del demonio, del mundo y de la carne, que son mis enemigos...» (Doc. 15, n. 27. Goa, mayo de 1542).  Porta la azucena de la virginidad, símbolo iconográfico con el que se le reconocía antes de ser canonizado en 1622.  A partir de entonces se le representa con cruz de apóstol y la azucena pasaría a ser el atributo de otro jesuita más joven, San Luis Gonzaga.

San Juan Bautista, curiosamente, aparece con un león que sobresale de la luna que pisa María, símbolo que suele usarse para representar a San Marcos.  Pero tiene sentido, es éste el primer evangelista que habla del Precursor y lo pone al comienzo de su Evangelio, “cuando Juan el Bautista habla de un rugido en el desierto que algunos relacionan con el rugido de un poderoso león.”  El artista, parece ser, tenía conocimientos bíblicos además de una mano poderosa de tallista y pintor.

 

Bibliografia de referencia: MAJLUF, Natalia y WUFFARDEN, Luis Eduardo: “La piedra de Huamanga: lo sagrado y lo profano” Lima: 1998.