Previous Next
../fotosArticulos/32955/55.1.jpg
../fotosArticulos/32955/55.2.jpg
../fotosArticulos/32955/55.3.jpg
../fotosArticulos/32955/55.4.jpg
../fotosArticulos/32955/55.5.jpg
../fotosArticulos/32955/55.6.jpg
../fotosArticulos/32955/55.7.jpg
../fotosArticulos/32955/55.8.jpg
../fotosArticulos/32955/55.9.jpg
../fotosArticulos/32955/55.10.jpg
../fotosArticulos/32955/55.11.jpg
../fotosArticulos/32955/55.12.jpg
../fotosArticulos/32955/55.13.jpg
../fotosArticulos/32955/55.14.jpg

LOTE 55

Maravilloso y monumental figura de Cristo vivo en la cruz en madera tallada y policromada. Trabajo Indoportugués. Siglo XVII.

Estimación
18.000 € / 25.000 €

Maravilloso y monumental figura de Cristo vivo en la cruz en madera tallada y policromada. Trabajo Indoportugués. Siglo XVII.

Medidas Cristo: 67 x 38 cm. 

Medidas totales: 195 x 120 cm. en total.

Maravillosa policromía, enriquecida por las gotas de sangre de rubí.

La maestría del escultor queda patente observando la musculatura del cuerpo de Cristo, y su rostro tan humano y sufriente ante la inminente muerte.

En la parte inferior, presenta una nave, en la que viajan las almas del purgatorio rodeadas de llamas. Se trata de la barca de la Iglesia.

En ella sopla el viento del Espíritu. Una Iglesia cuyo timón, desde la fe, es Cristo muerto y resucitado. Y es ese Cristo en cruz el que redime, su verdadero timón y su esperanza en su larga historia, escrita con páginas de santidad y de amor, con debilidades, pecados y misericordia.  Una Iglesia hecha de todos y por todos, incluidos sus más altos representantes, también humanos.

En el centro, la cabeza mitrada, es la de un obispo, significando que en esta vida nadie está libre del pecado. Nadie, ni príncipe ni vasallos, ni príncipes eclesiásticos, estaban libres del error, de la culpa, del pecado. No lo ponen como uno más, en el mar de nubes de ese purgatorio o infierno, lo pudieron colocar a derecha o izquierda, sin embargo, esta en el centro, y es muy significativo, porque con total seguridad se trataba de una escultura destinada a la capilla u oratorio de un clérigo, indicándole: “contémplate, que tú también puedes estar ahí. Solicita misericordia, que el Señor que está arriba crucificado, también vino a salvarte a ti, y tú eres el primero”.

Todo ello, muy característico del siglo XVI, la contemplacion ignaciana de los Misterios.

Presenta algunas pérdidas en la policromía.