Artista novohispano. Santo Domingo o México. Siglo XVIII.
“Nuestra Señora de la Altagracia”
Óleo sobre tela. 43 x 32.
Por una parte, la fisonomía de San José nos hace pensar en el pintor José de Páez (Ciudad de México, 1727 - c. 1780), pero por otra parte la advocación tan marcadamente dominicana abre otras posibilidades.
Venerada y devota imagen de la Virgen de la Altagracia, advocación mariana católica considerada como la “madre protectora y espiritual del pueblo dominicano”, cuya fiesta patronal se celebra el 21 de enero en la República Dominicana, en la basílica de Higüey.
En óvalo fingido central de filigrana calada y dorada, se encuentra María, que adora a su hijo, acompañada de San José y asistida por San Blas, o por donante que porta una vela en el alumbramiento de su Salvador.
Debajo, la cartela que da título al cuadro, reza:
“Na Sra de Alta Gracia en cuya presencia ninguna parturienta fallece”.
Rodean a esta advocación central 6 medallones que guardan otros santos de la veneración particular del que lo mandó pintar:
de izquierda a derecha y arriba están: San Ignacio de Loyola, al centro Santa Caterina de Pazzi en abrazo místico con Jesús crucificado, y el Papa Inocencio XII, quien, arriesgándose a ser excomulgado, (pues el Concilio de Tolosa lo había prohibido, por ser símbolo de los pecados cometidos), llevó barba y bigote de por vida.
Abajo a la izquierda Santo mártir coronado de espinas, con palma de martirio y cáliz (sin identificar), al centro obispo (sin identificar) y a la derecha San Arcadio, que murió cruentamente por defender su fe y no renegar de ella.
La pintura de este lote, enmarcada y protegida con cristal, viene en maletín de viaje en madera, para ser transportada con seguridad, y la asistencia a enfermos y parturientas a los que se visitaba con ella, y un libro devocionario de la Novena a dicha imagen mariana, impreso en Bilbao en 1934.
Presenta algunas pérdidas de capa pictórica.
Procedencia: Colección Familia Orue. Las Arenas, Bilbao desde por lo menos principios del siglo XX.