Gil de Siloé (¿Amberes o Urliones?, Bélgica, circa 1467 - Burgos, 1505)
"Santa Bárbara"
Escultura en madera tallada, dorada y policromada.
110 x 28 x 30 cm.
Nuestra imagen guarda una gran semejanza con la escultura de la Virgen con Niño, realizada en piedra caliza policromada, procedente de la fachada del arco de Santa María la Mayor, de Burgos, y que actualmente se expone en el Museo de Burgos. Destaca el parecido en el rostro, de óvalo almendrado, con nariz larga y delgada y una pequeña boca, con el gesto tan característico del escultor; así como el tratamiento del cabello, formado por largos y ondulados mechones, sueltos a ambos lados de su faz.
La Santa está representada en posición frontal, de pie y con la pierna derecha ligeramente adelantada, creando el efecto del contrapposto. Ataviada con ricos ropajes cortesanos, porta un vestido en tonos rojizos anudado por un cordón de pasamanería y que cae hasta sus pies formando pliegues de reminiscencia gótica. De escote pronunciado, deja asomar su blanca blusa y un lujoso manto dorado y azul en su interior cubre de hombros a pies a Santa Bárbara, que se ayuda de su brazo derecho para recogerlo, en un gracioso gesto del escultor.
Nuestra escultura refleja a sobremanera los orígenes flamencos de Gil de Siloé, lo que se evidencia en el tocado que cubre parte de su cabeza, en sus delicadísimas manos y en la dulce belleza del ya descrito rostro.
Por último, destaca la maravillosa torre que porta su mano izquierda y que simboliza el atributo de Santa Bárbara. En su otra mano portaba la palma, que no se conserva, simbolizando su condición de mártir.
La torre, de acuerdo a la tradición, consta de tres ventanas “para recordar las palabras de la Santa, según las cuales la luz había entrado en ella por las tres ventanas del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, como indica don Luis Monreal y Tejada en su Iconografía del Cristianismo. En esta torre fue encerrada por su padre, Dióscuro, debido al acoso de sus pretendientes. La Santa, que se había bautizado a si misma previamente, huyó de la torre y, por ello, fue detenida, juzgada y condenada a muerte. El milagro se obró cuando, antes de ser decapitada, un rayo cayó matando a sus verdugos.
Cabe mencionar que Santa Bárbara, virgen y mártir, vivió en Antioquía a mediados del siglo III bajo el imperio de Maximiano.
Gil de Siloé fue un escultor máximo representante del gótico isabelino, estilo propio de la Corona de Castilla originado tras hibridarse el arte mudéjar y el gótico flamígero de influencias flamencas. Su origen permanece incierto: parece probable que fuera flamenco y el hecho de que en ocasiones firmara “Gil de Enberres”, así lo atestigua, pero también firmaba a veces como “Gil de Urliones”, posiblemente refiriéndose a Orleans, por lo que un posible origen francés sigue estando encima de la mesa.
Sea como fuere, Burgos y su gran actividad artística lo atrajo, donde llegó, como explica el Prado en su biografía, ya con un “lenguaje escultórico definido que mantendrá a lo largo de su carrera y que se caracteriza por una técnica detallista y minuciosa que tiende a cubrir todas las superficies con elementos decorativos”. Pese a haber sido llamado por la rica actividad burgalesa, “estuvo, vivió y trabajó en Burgos, en Castilla, sin que los clientes ni el ambiente le influyeran de modo suficiente como para hacerle cambiar su arte”, afirma el catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Burgos, el Dr. Alberto C. Ibáñez Pérez, en el artículo de Siloé de la Real Academia de la Historia.
Su gran calidad y renombre se tradujeron en la creación del foco escultórico burgalés, que “irradió su actividad e influencia a todo el territorio castellano” desde finales del siglo XV.
De entre sus obras, sobresale el retablo del Árbol de Jesé, el retablo mayor de la capilla de la Concepción de la catedral de Burgos, realizado entre 1483 y 1486, la que se considera su primera gran obra y que se concibió “con la idea de unir las tres artes mayores con objeto de ofrecer un mensaje, en el que la realidad presentada con elegante detallismo sirviera de apoyo visual a la idea”, afirma Ibáñez. Destacamos, asimismo, el sepulcro de los padres de la reina Isabel la Católica, documentado en 1486, y el de su hermano, el príncipe Alfonso, ambas obras encargadas por la Reina y esculpidas en alabastro, para la Cartuja de Miraflores. Dicha iglesia atesora una Virgen con Niño de Siloé, conocida como la Virgen del coro, prácticamente idéntica a la expuesta en el Museo del Prado (E000961).
Bibliografía de referencia:
- Monreal y Tejada, Luis. (2000). “Iconografía del Cristianismo”. El Acantilado.
- Ibáñez Pérez, Alberto C. (s.f.). “Gil Siloe”. Real Academia de la Historia. https://dbe.rah.es/biografias/14526/gil-siloe
- Museo del Prado. (s.f.). “Siloé, Gil de”. https://www.museodelprado.es/aprende/enciclopedia/voz/siloe-gil-de/fa1e7ddb-348a-4871-8f36-18363eb8e102